Mi Mamá
Mi Mamá.
Cuando somos pequeños vemos en una madre a una heroína que todo lo puede, que con su fuerza nos protege y que con su sabiduría nos guía. Pero a medida que vamos creciendo nos vamos dando cuenta que no sólo todo lo puede sino que además, es la luz que ilumina nuestro camino.En un momento de la vida, nos damos cuenta que una madre también tiene sentimientos y que sufre como nosotros y de repente, sentimos empatía por todo el daño que quizá le hayamos causado sin tan siquiera darnos cuenta de que ella, también llora. Pero sus lágrimas son de fuerza, valentía y coraje… Unas lágrimas que sin duda deben ser consoladas con el amor incondicional de sus hijos.
Su experiencia le hace tener sabios conocimientos acerca de la vida, sin necesidad de tener una carrera ni de haber estudiado un máster, pero su conocimiento es el más valioso de todos para nuestros corazones. Ella sabe cómo llevarnos a la felicidad en el momento más oscuro y de cómo reconfortarnos en los momentos más complicados.
De niños sus lágrimas no las entendemos y de adultos nos preocupan, porque sabemos que en un tiempo ella lo era todo para nosotros, pero ahora comprendemos que somos nosotros quienes formamos su mundo y que ella, es el centro de nuestro universo. Una madre es amor, un amor puro que todo lo puede. Porque madre sólo hay una y como ella, no habrá ninguna.